La semana pasada me junté con una gran amiga y profe de ciencias, Alicia, y arreglando el mundo, terminanó dándome la idea del siguiente post de experimentos: El huevo mágico. ¡Es genial!
A ver qué os parece.

Material

Un huevo

Un vaso de Cristal o plástico

Vinagre

Actividad

1. Introduciremos el huevo crudo en un vaso vacio

2. Añadiremos el vinagre (hasta quedar rebosar el huevo). Y dejamos reposar 24 horas.

3. Pasadas las 24 horas cambiamos el vinagre y volvemos a dejar otras 24 horas en remojo.

4. Sacamos el huevo del líquido y lo lavamos con agua.

5. ¡Ya podemos jugar con él!

Conclusión

Lo que sucede durante este tiempo es que el ácido acético del vinagre «se come» progresivamente la cáscara (el carbonato cálcico) hasta dejar únicamente la membrana interna que se vuelve elástica. Además el huevo aumenta de tamaño por que, al ser la membrana permeable, parte del líquido entra dentro del huevo.
Si cogemos el huevo y lo ponemos cerca de una luz, podremos ver si interior y si lo que queremos es jugar con él, podremos hacerlo botar. Eso si, con cuidado, si jugamos con mucha fuerza, podremos romperlo.

Cómo llevarlo a la vida diaria del niño

Será muy sencillo, el material que necesitamos es de uso diario para el niño. Y el hecho de que un huevo se convierta en «pelota», les encanta.

Sugerencias

Utilizar un vaso de cristal, aunque si lo hacemos en clase, será mejor hacer el experimento con uno de plástico.

Dejarles manipular el huevo, tocarlo y olerlo, de esta manera aprenderán más facilmente.

Se puede dejar el mismo vinagre durante las 48 horas, pero el hueve puede romperse en mital de proceso.